Home Datos de Sustentabilidad ¿Por qué las estaciones del año ya no son tan marcadas como antes?

¿Por qué las estaciones del año ya no son tan marcadas como antes?

by Elizabeth Salazar
  • El cambio climático difumina las características y perfiles de los periodos estacionales. Académica de la UTEM explica los motivos y plantea desafíos para la adaptación que se requiere a esta nueva realidad ambiental.

Es otoño y aún quedan resabios del verano. La pregunta parece cada vez más válida ante un clima impredecible que desafía las categorías tradicionales de las estaciones. Altas temperaturas en marzo y abril, lluvias intermitentes fuera de temporada y el descenso de los característicos días frescos otoñales son sólo algunos de los síntomas de un cambio profundo que se acelera en los últimos años.

Según la académica Rayana Santos Araujo Palharini, del Departamento de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), el cambio climático ha modificado los periodos estacionales. “Ya no podemos hablar de otoños frescos o de inviernos bien definidos. La realidad es que estamos experimentando un clima cada vez más errático, con temperaturas máximas en meses donde antes predominaba el frío y lluvias que llegan sin un patrón claro”, explica la experta.

Uno de los principales desafíos que esto implica es la adaptación de las personas a estas nuevas condiciones. “El calor extendido afecta la salud, el sueño y la productividad. La gente sigue exponiéndose al sol sin medidas adecuadas, porque psicológicamente sigue asociando el otoño a temperaturas más bajas. Esto incrementa el riesgo de golpes de calor y deshidratación”, advierte Palharini.

El impacto de estos cambios también se hace notar en la naturaleza y la economía. “Las estaciones desordenadas afectan la agricultura, el abastecimiento de agua y hasta el turismo. Si no hay un invierno con precipitaciones normales, el verano siguiente traerá más problemas de sequía y calor extremo”, señala la académica. Además, estos patrones climáticos alteran la flora y la fauna, ya que especies que antes seguían ciclos regulares ahora deben adaptarse a cambios abruptos de temperatura y disponibilidad de agua.

Frente a esta realidad, la especialista subraya la importancia de tomar medidas de adaptación tanto a nivel individual como colectivo. “Debemos cambiar la manera en que planificamos nuestras ciudades, mejorar el acceso a áreas verdes y ajustar las estrategias de salud pública para proteger a la población de los efectos del calor prolongado”, puntualiza Palharini.

A medida que las estaciones se vuelven más difusas y el clima sigue rompiendo los esquemas tradicionales, la necesidad de repensar nuestras estrategias de adaptación se hace más urgente que nunca. “El cambio climático no es sólo un fenómeno global; es una realidad que ya está transformando nuestra vida diaria”, concluye la académica de la UTEM.

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