Home Datos de Sustentabilidad Pioneros de un cambio sostenible en el mundo cosmético

Pioneros de un cambio sostenible en el mundo cosmético

by Elizabeth Salazar

Por Elisa Grube, Gerente de Marketing de The Body Shop Chile

Desde su fundación, The Body Shop ha sido una marca que desafió las normas establecidas de la industria cosmética. Creada por Anita Roddick en 1976, la empresa surgió con una visión innovadora: hacer de la belleza un acto consciente y sostenible. A lo largo de los años, esta visión se ha convertido en un faro para miles de consumidores que buscan un enfoque diferente en los productos que eligen para su cuidado.

En una industria donde históricamente han primado los márgenes de ganancia sobre el impacto ambiental o social, tomar decisiones éticas ha sido —y sigue siendo— un acto de rebeldía. Por eso, es valioso observar cuando una empresa mantiene un compromiso sostenido en el tiempo. The Body Shop, por ejemplo, ha luchado por construir una cadena de valor más justa, integrando prácticas concretas que apuntan a una cosmética diferente, más alineada con los desafíos de nuestro tiempo.

En Chile, una de las iniciativas concretas es “Return, Recycle, Repeat”, un programa que invita a las personas a devolver sus envases vacíos en tiendas para asegurar que estos sean reciclados o reutilizados correctamente. Se trata de una acción simple, pero con un impacto real: promueve hábitos de consumo más responsables y accesibles para el día a día. A esto se suma el uso de plástico reciclado y completamente trazable, obtenido gracias a alianzas con organizaciones, que no solo contribuyen a reducir la contaminación, sino que también generan oportunidades para comunidades marginadas involucradas en el proceso de recolección.

El enfoque sostenible también se extiende a materiales menos visibles, como el papel, se utilizan materias primas como trapos de algodón, tallos de plátano o jacintos de agua para producir empaques certificados y ecológicos. Es una forma de transformar lo que muchas veces es considerado desecho en un recurso valioso.

Estos ejemplos son señales y muestran que es posible replantear cómo se fabrica, se consume y se desecha en la industria de la belleza. Porque hoy no basta con contaminar menos: necesitamos una cosmética que repare, que regenere, que devuelva al planeta más de lo que toma.

En tiempos de crisis climática, la reflexión sobre nuestro consumo no es opcional. Cada envase que no termina en el océano, cada producto elaborado con justicia, cada decisión informada que tomamos, tiene un peso real. Lo importante no es la escala inmediata de nuestras acciones, sino la dirección que elegimos. Porque de pequeñas decisiones individuales pueden nacer grandes transformaciones colectivas.

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