Por Carolina Santelices
Psicóloga, Experta en Temas Infanto Juveniles y Crianza.
El Día Internacional de la Mujer es una fecha para conmemorar, reconocer los logros femeninos y reflexionar sobre los desafíos que aún enfrentamos como sociedad en relación a las brechas de género. Uno de ellos, es la lucha por equilibrar la crianza de los hijos con el trabajo remunerado. Por mucho tiempo, las mujeres han cargado con el peso de ambos roles, en varias, con sentimientos de culpa y presión por tener que ser “super mujeres” y “super mamás”. Si bien no es generalizable, ha habido una narrativa que no es fácil de modificar en cuanto al rol que compete a mujeres tanto en el hogar y cuidado de los hijos e hijas. Esta fecha nos invita a construir una sociedad más justa y equitativa, donde ninguna mujer se vea en la obligación de elegir entre ser madre y trabajadora, cuando existe el deseo de cumplir ambos. Es hora de que todos asumamos nuestra responsabilidad y trabajemos juntos para lograr este cambio. Facilitar la crianza tanto para madres como para padres que trabajan, debiera ser una prioridad por el importante impacto que conlleva en la salud mental de todos los miembros de un grupo familiar; incide en el bienestar de padres y madres, como a la vez, los hijos e hijas requieren que sus cuidadores principales tengan la presencia y disponibilidad emocional necesaria para un sano proceso formativo.
¿Cómo lograr este cambio desde todos y todas?
Los padres deben seguir avanzando en asumir un papel activo en la crianza de sus hijos, distribuyendo equitativamente las tareas y el tiempo dedicado a la familia y al trabajo. Esto implica seguir reforzando un cambio cultural y de paradigma, y una mayor flexibilidad laboral para los padres. Si bien se ha avanzado en comparación a generaciones anteriores, aún queda camino por recorrer, un camino en que la sociedad en su globalidad perciba, asuma y valide que los padres tienen un rol clave en la crianza y que debe ser compartido con las madres de manera equitativa.
Es necesario seguir avanzando en una coparentalidad efectiva. Cuando hay una pareja parental, es fundamental definir cómo se organizarán como equipo, distribuyendo tareas y carga mental de manera equitativa. Es necesario tener la noción de un “nosotros” que compartimos tareas, funciones, cargas mentales y las distribuimos de acuerdo a las necesidad y posibilidades individuales. No necesariamente significa “50 y 50”, sino que una distribución consensuada y acordada respetando los requerimientos del contexto, grupales e individuales, y en que no se sobrecargue a uno por sobre el otro. Esto implica una comunicación asertiva, constructiva, abierta y honesta, y la voluntad de ceder, y comprometerse de ambas partes. Se requiere respeto mutuo; que significa el respeto hacia el otro y también hacia uno mismo.
Para que esto sea posible, los lugares de trabajo deben implementar políticas que faciliten la conciliación entre la vida familiar y laboral sin distinción de ningún tipo. Esto incluye por ejemplo; horarios más flexibles, permisos de maternidad y paternidad extendidos, los apoyos necesarios para el cuidado de hijos e hijas, y que conozcan e implementen efectivamente políticas publicas relacionadas. Esto no sólo beneficia a los trabajadores y trabajadoras, sino que también a las mismas instituciones, ya que puede aumentar el bienestar laboral, sentido de pertenencia, la colaboración y por tanto la producción y calidad del trabajo.
Los gobiernos deben seguir creando políticas públicas que promuevan el equilibrio de la vida familiar y laboral para todos y todas. Esto incluye asegurar la implementación de la ley de conciliación familia y trabajo, leyes de igualdad salarial, de protección de la maternidad y paternidad, acceso a servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad, y medidas para combatir la discriminación laboral.
Las mujeres también tenemos un papel fundamental en este cambio. Muchas necesitamos liberarnos de la sobre exigencia desmedida, y la búsqueda de la perfección, aceptando que los errores son parte del camino. No tenemos por qué ser las “super madres y “super trabajadoras” podemos ser madres y trabajadoras “suficientemente buenas”. Necesitamos reconocer y expresar los límites, a delegar y a pedir ayuda, reconociendo que existen diferentes maneras de hacer las cosas que también pueden ser suficientes. Recordemos que podemos ser mujeres, madres y trabajadoras en busca de nuestra propia realización, y tenemos derecho a ello, sin culpas ni presiones autoimpuestas o impuestas por otros. Construyamos redes de apoyo sólidas donde podamos compartir experiencias, pedir ayuda y delegar tareas.
En conclusión, la conciliación y el equilibrio de la crianza y el trabajo remunerado, así como la disminución de la culpa y la presión que muchas sienten por no alcanzar ideales sociales que no son reales, no es solo una cuestión de género. Es responsabilidad de toda la sociedad cuidar a quienes cuidan, tanto hombres como mujeres, porque eso significa cuidar la salud mental de padres, madres y también la salud mental infanto-juvenil. Que las mujeres que quieran ejercer ambos roles no se vean obligadas a tener que elegir entre su desarrollo profesional y su bienestar familiar, requiere del compromiso, esfuerzo y voluntad de toda una sociedad.
@Carolasantelices