Será el primer concierto que la reconocida batuta chilena ofrezca al frente de este cuerpo artístico tras ser nombrado como su director titular para el periodo 2026-2028. El programa contempla el Concierto para piano n.°1, op. 23, TH 55, si bemol menor, de P. I. Tchaikovsky, para el que debutará el aclamado pianista macedonio Simon Trpčeski.
● Asimismo, se abordarán Manará, obra de la joven compositora nacional Florencia Novoa que rinde homenaje a Jorge Peña Hen y que se presentará por primera vez en el Teatro en el marco del Mes de la Mujer; y la Sinfonía n.°5, op. 47, re menor, de D. Shostakóvich.
● Entradas desde los $4.000 disponibles en www.municipal.cl.
Con una renovada energía vuelve a subir su telón el Teatro Municipal de Santiago. En el año en que celebra el 70º aniversario de la Orquesta Filarmónica de Santiago y tras el nombramiento de Paolo Bortolameolli como director titular de este cuerpo artístico (2026-2028), el principal escenario chileno se prepara para abrir para su Temporada 2025 con un concierto especial dirigido por la reconocida batuta chilena, el 6 y 7 de marzo, en sus dos únicas funciones.
“Con tremenda emoción y expectación espero este reencuentro con la Orquesta Filarmónica de Santiago, pues será este mi primer concierto como director titular nombrado. Esta orquesta no es sólo un conjunto artístico al que admiro profundamente desde siempre, sino además un grupo humano que siento muy cercano. Comenzar a escribir una página tan especial con ellos es algo difícil de describir. ¡Hay pura felicidad e ilusión en mí!”, dice Paolo Bortolameolli.
Titulado Sonidos del silencio, el programa contempla la obra Manará, homenaje a Jorge Peña Hen, de la joven compositora chilena Florencia Novoa, la cual fue programada en el marco de la conmemoración del Mes de la Mujer; el Concierto para piano n.°1, op. 23, TH 55, si bemol menor, de P. I. Tchaikovsky, que marcará el debut del aclamado pianista macedonio Simon Trpčeski; y la Sinfonía n.°5, op. 47, re menor, de D. Shostakóvich.
“Es una alegría inmensa abrir la temporada de conciertos de mi querida Orquesta Filarmónica de Santiago. Es muy especial además que la primera obra que escucharemos este año es de la talentosa compositora chilena Florencia Novoa. Luego tendremos dos obras indispensables del repertorio universal: el célebre Concierto para piano n.º 1 de Tchaikovsky con un solista de lujo y la inmensa, conmovedora e impactante Quinta de Shostakóvich, donde el arte —como vehículo trascendental de comunicación— cobra una dimensión única, siendo ésta la obra de un compositor que tuvo que encontrar la forma de expresar lo que de otro modo era obligado a callar”, agrega Paolo Bortolameolli.
Voces de la música, ayer y hoy
La obra de la compositora chilena Florencia Novoa (1999) con la que abre este programa, Manará, homenaje a Jorge Peña Hen, fue estrenada en 2023 en CorpArtes por la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, bajo la dirección de Nicolás Rauss. Fue concebida como una representación de los inicios del Plan Experimental diseñado por el mencionado músico, compositor y gestor chileno, quien desde 1964 llevó a cabo un programa educativo destinado a enseñar instrumentos sinfónicos a niños y niñas que provenían de la clase trabajadora. De esta manera, Novoa busca mostrar cómo una orquesta, desde el momento de su afinación, necesita encontrar un sonido que no solo la una en una sola voz, sino que al mismo tiempo reúna a las muchas identidades de las personas que la componen.
Casi 150 años antes, en 1875, se estrenó en Boston bajo la batuta de Benjamin Johnson Lang y con Hans von Bülow al piano el Concierto para piano n.°1 de Tchaikovsky (1840-1893), obra que también fue dedicada a un maestro: Nikolai Rubinstein. No obstante, el pianista comentó negativamente sobre ella y aseguró que solo la tocaría si era arreglada según sus indicaciones, ante lo cual Tchaikovsky se negó indignado. Posteriormente, el compositor ruso le presentó la pieza a von Bülow, quien la admiró e incluyó en su gira por Estados Unidos. Y aunque la crítica especializada también atacó la obra, con el paso del tiempo esta logró popularizarse. Incluso, su estreno en Moscú, en 1875, fue dirigido por el mismo Rubinstein, quien terminó por tocarla numerosas veces. Tchaikovsky y él, además, hicieron las paces y mantuvieron su amistad durante toda la vida.
La Sinfonía n.°5 de Shostakóvich (1906-1975), en tanto, fue estrenada en 1937 por la Orquesta Filarmónica de Leningrado, bajo la dirección de Yevgeny Mravinsky. Sobre ella el escritor Alexei Tolstoy dijo: “Aquí la personalidad se sumerge en la gran época que la rodea, y comienza a resonar con la época”, en referencia a las cosas que el compositor ruso había cambiado para conseguir la aprobación del régimen soviético. Hoy muy programada, fue esta la creación que permitió a Shostakóvich seguir haciendo música en su país sin caer en el exilio. Sin embargo, este siempre confió en el oído de su audiencia, pues sabía que quienes escucharan su música podrían identificar sus verdaderas intenciones —la ira, el secreto y la rebelión— tanto en las notas que sonaban, como en aquellas que permanecieron silenciadas.