La trama nos muestra a Bailey (Nykiya Adams), una adolescente de 12 años, que vive con su joven padre (Barry Keoghan) y su hermano en una casa okupa en el norte de Kent. En un entorno vibrante pero caótico, donde la música, el baile y los graffitis conviven con el descontrol, la soledad de Bailey se ve interrumpida por la aparición de Bird (Franz Rogowski), un misterioso vagabundo cuya presencia parece desafiar las leyes de lo terrenal. Cine social británico y realismo mágico se entremezclan en esta fábula moderna dirigida por la destacada directora Andrea Arnold (American Honey, Big Little Lies) donde la belleza persiste hasta en los momentos más oscuros.
Desde los primeros minutos de este film, vemos la difícil vida de que lleva Bailey, con una familia separada, ella vive con su padre, que está más preocupado de su próxima boda, que de ella. Por otro lado, su madre tiene otras hijas pequeñas y una pareja, que la maltrata. La soledad y un ambiente violento son el entorno donde crece Bailey, donde ella es más madura que sus padres.
A pesar de su desconfianza al comienzo, entabla amistad con Bird, el enigmático personaje, la ayudará, en este ambiente hostil, donde ella está creciendo. Ella es una joven inteligente y determinada, se propondrá arreglar algunas situaciones, con ayuda de su amigo…
La joven protagonista Nykiya Adams, realiza una gran interpretación, tiene muy buena química con Barry Keoghan, comparten algunas de las mejores escenas del film. Franz Rogowski, igualmente hace una buena interpretación de Bird, sus gestos y miradas, le dan particularidad al personaje. Y un soundtrack, donde destacan las canciones de bandas inglesas con Blur con “The universal”, Coldplay con “Yellow” y The Verve “Lucky man”.
Una buena película, que toca muchos temas de interés social y de una forma adecuada. Para ver y reflexionar.
Puedes verla en Centro Arte Alameda, desde el 27 de marzo.
Directora: Andrea Arnold.
Duración: 119 Minutos.