“Un dolor real”: penas del alma

Por: Elizabeth Salazar T

Hace más de dos décadas que vemos a Jesse Eisenberg actuando, pero el año 2022 debutó en la dirección con “Cuando termines de salvar el mundo”. Su segundo film, “Un dolor real” escrito y dirigido por él, ha tenido una buena recepción del público y de la crítica, de hecho, está nominado a los Premios de la Academia como Mejor Guion Original. Nos cuenta la historia de David (Jesse Eisenberg) y Benji (Kieran Culkin), dos primos totalmente opuestos, que se reúnen para realizar un viaje a través de Polonia, de esta forma buscan honrar la memoria de su querida abuela. La aventura da un giro cuando las viejas tensiones de la improbable dupla resurgen en el contexto de su historia familiar.

El viaje es acerca del dolor y el perdón, los primos a pesar de sus diferencias buscan un punto de encuentro, aunque no será fácil, porque mientras David es más callado y reflexivo, en cambio Benji es extravertido, intenso en sus emociones, no siente miedo de decir lo que piensa y lo que siente, a pesar de que a veces incomode a los demás, tiene una personalidad que atrae a la gente, pero a ratos también, los aleja.

El tour donde visitaran lugares del holocausto, está compuesto por un grupo muy variado, una mujer separada Marcia (Jennifer Grey), Diane Liza Sadovy) y Mark (Daniel Oreskes), un matrimonio muy unido, Eloge (Kurt Egylawan), un misionero judío y James (Will Sharpe), un guía turístico que se verá desafiado por Benji. Creo que las diferentes personalidad y motivaciones de estos personajes secundarios, está tan bien realizado, tanto en el guion como en sus actuaciones.

Las formas en que las personas, se enfrentan al dolor o más bien dicho, lo asumen, es tan distinta y en esta película eso queda manifiesto de manera muy clara. El viaje cinematográfico que nos da es interesante, porque tiene muchas reflexiones acerca del duelo, de la forma en afrontamos la vida y por supuesto, del dolor.

Benji tras la muerte de su abuela Dory, siente ese dolor profundo de la ausencia de un ser querido, su particular personalidad, no es comprendida por todos y la persona, que más lo comprendía ya no está. David, en tanto, busca ayudarlo a apalear ese dolor, pero a veces siente que lo supera y no logra empatizar con él. Ambos están tristes, durante el viaje buscan acercarse a sus orígenes, recorrer esos lugares que Dory les contó, durante su obligada estancia en los campos de concentración, donde sobrevivió y donde ellos mismos destacan “Nunca se compadeció de ella y además, sabía comprender a la gente”

Comprender, una palabra clave, para algunas de las reflexiones que nos deja este film, en un mundo moderno, donde la mayoría por cortesía dice estar bien, cuando se les pregunta, aunque no lo estén… Esa es la diferencia de Benji, es muy genuino en sus emociones, tal vez, no las manifieste como es políticamente correcto, pero se atreve a hacerlo.

Kieran Culkin, se ganó el Globo de Oro, por su interpretación en este film y se encuentra nominado como Mejor Actor de Reparto, en los próximos premios Oscar. Su actuación es notable, se metió en el personaje de tal forma, que dan ganas de abrazarlo y escucharlo. Igualmente, Jesse Eisenberg realiza una buena actuación, hay momentos donde admiramos su paciencia.

Es una película emotiva, sentida, reflexiva, la trama, la música, la ambientación, lo dejará pensando acerca de sus protagonistas y estoy segura que no se los sacará de la cabeza, por lo menos durante un par de días. Es un drama, pero también tiene comedia. Hermosamente, dolorosa y necesaria.

En cines desde el 23 de enero

Director: Jesse Eisenberg.

Duración: 89 Minutos.

Distribuye: Cinecolor Chile.

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