- Según el informe “SIN FILTRO: la conversación vandalizada necesita el filtro de la igualdad”, las comunidades antifeministas generan 30% más de conversación en Chile que el promedio de 12 países.
En Chile, el interés general por la igualdad de género y el feminismo en medios digitales ha disminuido en los últimos años. Asimismo, el discurso antifeminista, a diferencia del feminista, ha ganado significativamente más presencia en las redes sociales. Así lo revela el informe “SIN FILTRO: la conversación vandalizada necesita el filtro de la igualdad” elaborado por LLYC, consultora global de Marketing y Corporate Affairs.
El estudio analizó la conversación en la red social “X” en 12 países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Perú, Portugal y República Dominicana), lo que permitió estudiar 8,5 millones de mensajes sobre debates feministas y contrafeministas en 2024. A este análisis se sumó 5,4 millones de publicaciones entre 2022 y 2024 que atacan a defensores de la igualdad o justifican posturas contrafeministas.
Para esto, se emplearon técnicas avanzadas de Aprendizaje Automático (Machine Learning), clustering y procesamiento de lenguaje natural, además de métricas de dispersión para evaluar la distribución de cada comunidad y análisis de sentimiento para identificar las emociones en la conversación.
El análisis concluyó que en Chile, el interés y las búsquedas de Google acerca de la igualdad y el feminismo son un 36% inferiores respecto a hace 3 años. Al mismo tiempo, las comunidades contrarias al feminismo generan 30% más de conversación que el promedio de los 12 países estudiados, mientras que las feministas y pro-igualdad producen 37% menos de interacciones.
El reporte evidencia una creciente radicalización en los discursos tanto feministas como contrafeministas en Chile, siendo más acentuada en este último caso debido a la prevalencia de argumentos basados en la desinformación y la descalificación y a su conexión con discursos ultraderechistas. En ese sentido, la dispersión del bando antifeminista en el país se encuentra también un 79% debajo del promedio, siendo el bando antifeminista más concentrado y radicalizado de todos los países estudiados.
El estudio también examina el impacto de las redes sociales y de los algoritmos en la polarización, donde se revela que la mitad de la conversación analizada en X se posiciona en contra de la causa feminista. En este contexto, el 48% de los mensajes antifeministas en el país asocian el feminismo con radicalidad y 27% lo vinculan con ideologías y movimientos de izquierda.
“Estos datos reflejan un escenario desafiante para el debate sobre igualdad de género en Chile y señala la urgencia de estrategias para revitalizar el debate y ampliar su alcance en la sociedad. Esto plantea la necesidad de generar espacios más diversos y plurales para fomentar un diálogo equilibrado”, estima Cristina Montes, Reputation & Leadership Director en LLYC Chile.
De esta forma, las redes sociales han amplificado la polarización de género, favoreciendo la propagación de discursos machistas, especialmente entre los jóvenes, y se han consolidado como una herramienta de ataque. Los algoritmos de plataformas como “X” e Instagram priorizan la viralización de mensajes breves, como videos y memes, que simplifican y distorsionan temas complejos. Esto ha creado un terreno fértil para los discursos antifeministas, donde las reacciones rápidas amplifican la resistencia al feminismo.
Gran parte del discurso contrafeminista se basa en la deslegitimación a través de ataques y estereotipos. En X, los detractores recurren a la ridiculización y la exageración para presentar el feminismo como extremista, usando un tono satírico y sectario que dificulta el diálogo. En Argentina, por ejemplo, uno de cada cinco mensajes contra feministas usa términos peyorativos o homofóbicos, empleados con un intento de menosprecio. Por otra parte, en España y EE.UU., los ataques se centran en la apariencia de los usuarios.
Esta situación también contribuye a la propagación de percepciones erróneas sobre el feminismo, como por ejemplo que este otorga ventajas injustas hacia las mujeres como las cuotas de igualdad o un sistema judicial que las favorece, interpretándose como “trato preferencial”. El bando contrafeminista también cree que el movimiento es un peligro para la familia y los valores tradicionales.
Sin embargo, las mujeres ocupan solo el 25% de las posiciones en alta dirección, lo que refleja la persistencia del techo de cristal. Además las mujeres aún dedican tres veces más tiempo que los hombres a tareas no remuneradas, según la OIT, con 38% de las madres en EE.UU. y Canadá habiendo tenido que abandonar sus empleos sin opciones de trabajo flexible, según McKinsey.
La propagación de desinformación y la deslegitimación del feminismo han generado un escenario desafiante, donde la falta de diversidad en la discusión dificulta la construcción de consensos. Frente a este panorama, es fundamental impulsar estrategias que promuevan un diálogo más equilibrado y accesible, permitiendo que el debate sobre la equidad de género recupere relevancia y profundidad en la sociedad.